Lo
común es un adjetivo, y se define como lo que pertenece a todas las
personas, cosas de que se trata o se manifiesta en ellas como una
característica relacionada. Es lo usado por varios, por una
comunidad, por unos intereses.
La
cotidianidad o lo cotidiano es aquello que ocurre, se hace o se
repite en el tiempo con regularidad, de forma habitual o usual.
Debemos
pues entender y comprender que lo social, lo compartido, lo que une a
los individuos en el tiempo de forma continua, es lo común y
cotidiano, la experiencia social de la comunidad, que se forma por
intereses y usos generales, el barrio, los servicios, un objetivo, un
destino, una labor, un trabajo o un fin.
Pagar
impuestos y trabajar en la empresa con otros empleados, rastrear
buscando un niño perdido, creer que se puede lograr un objetivo
repartiendo los gastos de comunidad e instalar un ascensor, una
escalera mecánica en un mercado, semáforos con señales auditivas,
carreteras que generen electricidad, menor emisión de gases en los
coches, restricción de circulación en el centro de la ciudad, bajar
la deuda y subir la inversión por el futuro de los ciudadanos, tener
hijos y educarlos para vivir en sociedad, ser capaz de admitir al
diferente para darse cuenta de que el diferente eres tú por que no
te admiten, descubrir la paz anhelada en una guerra continua,
despertar del sueño de la bondad con la traición, la ingeniería
social y el exterminio poblacional, egoísmo sin individualismo que
busca la igualación del sueño de la felicidad. Aparcar las
diferencias para sobrevivir en la solidaridad.
Sueña
el pájaro cuco encontrar el amigo que le deje poner su huevo en su
nido, corren las hormigas al agujero mientras el oso hormiguero
quiere alimento para sus hijos. Pasan la comida de unas hormigas a
otras sin saber que el Verano se transformara en Invierno, alimentan
hongos con las hierbas para darles quesos a sus larvas que consumir
en sus salas abovedadas y oscuras entre sus ojos apagados se reparten
los restos de la pasta creada con su ciega conformidad.
Ríen
los niños en el parque sin saber que juguetes son los suyos y cuales
los de los demás llegando a casa de sus ajetreados padres que
repasan una y otra vez las cuentas para llegar a fin de mes,
reprochándoles a sus hijos haber perdido una vez más su Geyperman.
¿Dónde
pusiste hijo tus juguetes?, cogió el coche de Juanito, y ya no se
volvió a saber más, la peonza rodaba por la acera, desafiando la
gravedad, las chapas a toda velocidad cogían la curva sin salirse
del camino, y las bolas, cargadas con efecto, mientras todos miran su
único mundo chocan en carambola para ir a parar al guas.
Una
señora aguarda entre múltiples sillas mientras la mirada seria de
la enfermera le hace el signo de callar con el dedo, ya son dos horas
y si por ella fuera, se iría, pero aun le falta media hora, y
necesita poner fin a su enfermedad que le arrastra por el dolor y el
delirio, vivir en comunidad, para Aristóteles, solo la bestia y los
dioses tienen el privilegio de la soledad.
Aristóteles:
“fuera
de la sociedad el hombre es una bestia o un dios”.
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