jueves, 19 de diciembre de 2019

...Pastrana es una gran ciudad, quizás un poco dormida...

...Pastrana es una gran ciudad, quizás un poco dormida...

"Viaje a la Alcarria" Camilo José Cela. 1946


XL Análisis del Recorrido



L Análisis de Oportunidades


S Planta Baja - Alzados y Secciones


S Planta Primera Segunda Tercera


S Planta Cuarta - Cubierta

viernes, 13 de diciembre de 2019

Viaje a la Alcarria.

Viaje a la Alcarria.
"...XI PASTRANA

 A Pastrana llega el viajero con las últimas luces de la tarde.
El autobús lo descarga a la entrada del pueblo,
en lo alto de una cuesta larga y pronunciada que no quiere bajar, quizás para no tener que subirla a la mañana siguiente,
...
 Pastrana es un pueblo grande y probablemente con media docena, entre fondas, posadas y paradores, de sitios donde elegir.
 En la plaza se ven grupos de hombres que charlan y de muchachas que pasean rodeadas de guardias civiles jóvenes que las requiebran y les hacen el amor. Pastrana es un pueblo que aloja un destacamento grande de la guardia civil.
Unos niños juegan al balón en una esquina y unas niñas, en la otra, saltan a la comba. Se ve algún pollo de corbata y alguna tobillera de tacón.
Las luces eléctricas han empezado a encenderse y de un balcón próximo sale el estentóreo ronquido de una radio. El viajero se acerca a un grupo. —Buenas tardes. —Muy buenas.
El interpelado es el alcalde.
...
. En el casino, que está en la plaza, el alcalde y el viajero se sientan mano a mano en una mesa
...
A la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó a la plaza de la Hora, y entró, de verdad y para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse en una ciudad medieval, en una gran ciudad medieval.
La plaza de la Hora es una plaza cuadrada, grande, despejada, con mucho aire.
Es también una plaza curiosa, una plaza con sólo tres fachadas, una plaza abierta a uno de sus lados por un largo balcón que cae sobre la vega, sobre una de las dos vegas del Arles. En la plaza de la Hora está el palacio de los duques, donde estuvo encerrada y donde murió la princesa de Éboli.
El palacio da pena verlo. La fachada aún se conserva, más o menos, pero por dentro está hecho una ruina.
En la habitación donde murió la Éboli — una celda con una artística reja, situada en la planta principal, en el ala derecha del edificio— sentó sus reales el Servicio Nacional del Trigo; en el suelo se ven montones de cereal y una báscula para pesar los sacos.
La habitación tiene un friso de azulejos bellísimos, de históricos azulejos que vieron morir a la princesa, pero ya faltan muchos y cada día que pase faltarán más; los arrieros y los campesinos, en las largas esperas para presentar las declaraciones juradas, se entretienen en despegarlos con la navaja.

En la habitación de al lado, que es inmensa y que coge toda la parte media de la fachada, se ven aún los restos de un noble artesonado que amenaza con venirse abajo de un día para otro.

 En el patio cargan un carro de mula; unas gallinas pican la tierra y otras escarban en un montón de estiércol; dos niños juegan con unos palitos, y un perro está tumbado, con gesto aburrido, al sol.
...
Los tapices de Alfonso V de Portugal que se guardan en la extinguida Colegiata de Pastrana. Ahora, como decimos, los tapices ya no están en la extinguida colegiata de Pastrana.
El viajero piensa que este es un pleito en el que nadie le ha llamado, pero piensa también que con esto de meter todas las cosas de mérito en los museos de Madrid, se está matando a la provincia que, en definitiva, es el país.
...De la plaza de la Hora se sale por dos puertas. La de la izquierda, dando la espalda a la fachada del palacio, lleva al barrio morisco del Albaicín; la de la derecha, da paso al barrio cristiano de San Francisco.
 El viajero sale a caminar la ciudad y anda por las calles de los viejos nombres, por las calles alfombradas de guijarrillos menudos, ante las casas de puertas claveteadas de gruesos hierros y de balcones adornados con macetas de geranios, de claveles, de esparraguera y de albahaca. Pastrana es una ciudad con calles de nombres hermosos, llenos de sugerencias: calle de las Damas, del Toro, de las Chimeneas, calle de Santa María, del Altozano, del Regachal, calle del Higueral, del Heruelo, de Moratín. Moratín escribió en Pastrana El sí de las niñas, y se casó en segundas nupcias; de su casa también se hubiera podido conservar alguna cosa.
 El viajero, en la plaza de los Cuatro Caños, se encuentra con una fuente esbelta, en forma de copa, cubierta por una losa hendida por los años y rematada por un peón de ajedrez.
...
El pórtico de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción tiene una orla de rosas de té.
Pastrana recuerda, de una manera imprecisa, a Toledo y, algunas veces, a Santiago de Compostela. Con Toledo tiene puntos de contacto ciertos, evidentes: una callecita, un portal, una esquina, el color de una fachada, unas nubes.
Con Santiago de Compostela tiene cierta vaga semejanza en el sentir. El viajero no sabe explicarlo de otra manera. Pastrana, que fue una ciudad de gran tradición eclesiástica, está hoy despoblada de clérigos.
Su cabildo, según dicen, sólo tuvo igual en el de Toledo, y su convento de carmelitas descalzos fue fundado por Santa Teresa y tuvo de huésped a San Juan de la Cruz.
 El convento se ve desde la plaza de la Hora, en la confluencia de las dos vegas del Arles, en un alto.
El viajero, con sus dos amigos, baja por la carretera y tira después por un senderillo a coger al convento por el lado contrario.
Hay que subir una rampa muy escarpada y, para criar fuerzas, el grupo se sienta a la puerta de una casa, una antigua fábrica de papel de tina, a la sombra de una añosa noguera.
Al convento del Carmen se sube por la cuesta que lleva a la ermita de San Pedro de Alcántara; debajo queda la gruta de San Juan de la Cruz, y a la derecha, como una proa, la ermita de Santa Teresa. Todos estos lugares son muy literarios y están adornados con huesos de personas, con relojes de la vida y con inscripciones alusivas a la brevedad de nuestras horas y a la que nos espera.
...La gruta de San Juan está medio hundida y su boca aparece casi cubierta por la maleza; dejarla como la usara el santo, es cosa que se arreglaba con dos vigas; a las yerbas se las raía con fuego en media, hora.
 El convento aparece a cien pasos, o aun menos, de las ermitas.
Desde la terminación de la guerra civil habían transcurrido ya siete años.
La comitiva, camino del museo de historia natural, entra en una clase...
El convento es un convento hermoso y lleno de tradición, y al viajero se le ocurre pensar que es una pena que, como Pastrana, no levante cabeza.

“Pastrana es hoy un pueblo desmedrado. Sí; ya no rechinan sobre sus goznes las puertas de la fortaleza que en otros tiempos custodiara desde la ronda de palacio el vigía nocturno; ni el aire marcial de apuestos soldados enciende en himnos belicosos el espíritu guerrero de los siglos medievales.”
 El viajero cree que don Eustoquio exagera. Pastrana, sin vigías, ni aires marciales, ni espíritu guerrero, ni Edad Media, es una ciudad como todas las ciudades, bella como pocas, y que sube y baja, crece o se depaupera, según los hados se le muestren propicios o se le vuelvan de espaldas.

En Pastrana podría encontrarse quizá la clave de algo que sucede en España con más frecuencia de la necesaria.
El pasado esplendor agobia y, para colmo, agosta las voluntades; y sin voluntad, a lo que se ve, y dedicándose a contemplar las pretéritas grandezas, mal se atiende al problema de todos los días.

...ay quien dice que Las hilanderas de Velázquez, representan un telar de Pastrana.
Es muy probable que sea así, pero el viajero piensa que a Pastrana le hubiera venido mejor conservar su telar que un cuadro extraordinario de su telar que, para colmo, tampoco está en Pastrana.

 Frente al convento, en el cerro La Cuesta de Valdeanguix, están las cuevas del Moro, largas y profundas, alguna hasta de sesenta metros. El viajero ni sube al cerro ni desciende a las cuevas. Pastrana es mucho pueblo para pateárselo entero en un solo día, y el viajero no se encuentra con ánimo para dar ni un solo paso más.

 Ya en la posada de la plaza, extiende el mapa sobre la mesa del comedor, grande como una mesa de consejos, y se pone a pensar. Al sur, en una revuelta del Tajo, está Zorita de los Canes, la que Alvar Fáñez mandó. ...

—¿Le ha gustado la villa? —Mucho. Pastrana es una gran ciudad, quizás un poco dormida. Don Paco sonríe, pensativo. Está un breve rato en silencio y vuelve la cabeza hacia el viajero"

 (Resumen salteado de Don Camilo José Cela en el "Viaje a la Alcarria". 1946.)

https://portalacademico.cch.unam.mx/materiales/al/cont/tall/tlriid/tlriid4/circuloLectores/docs/alcarria.pdf



L Análisis del Entorno 1.2000


S Implantación 1.200



 S Implantación 1.200



XL Análisis del Recorrido. 1.100000


domingo, 8 de diciembre de 2019

Espacios y formas existentes. Pastrana.

¿Qué encontramos en Pastrana?
Recorrido interior.


Representación virtual de Pastra y la parcela elegida entre las calles de Calle Mayor y Calle San Francisco.